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domingo, septiembre 18, 2011

•◘ Novela → No.6

Capítulo 2
Un comienzo tranquilo

Bitácora del caso (Primer muestra descubierta)
Hombre, 31 años. Empleado de una compañía de biotecnología. Ingenierio. Ya estaba muerto cuando fue descubierto. Dirección confirmada…


El hombre se introdujo en una sanja del Parque Forestal, y suspiró. Ya no sabía cuántas veces había hecho eso en el transcurso de la mañana. Volvió a suspirar y observó la cabeza de lechuga que sostenía. Lo hizo suspirar de nuevo. Hojas crujientes, verdes y firmes la envolvían…hasta donde se podía decir en cuanto a calidad, era de primera clase. Arrancó una hoja y la llevó a su boca. Tenía un sabor muy fino y la textura era excelente. Dfinitivamente era de primera clase. ¿Entonces por qué no se estaba vendiendo?


La lechuga era el trabajo de este hombre. Trabajó durante mucho tiempo para desarrollar la biotecnología que produjera vegetales de hoja frescos y finos. Había creído que estos bio-vegetales seguros, accesibles y deliciosos serían la solución de la creciente crisis alimenticia, y que pronto obtendrían la mayor distribución en ese campo. En verdad lo creía. Pero las ventas no iban como se esperaba, y ese hombre estaba perdiendo la esperanza. Al parecer los clientes preferían los productos traídos de los campos de los Bloques del Sureste. La tienda poseía en su mayoría vegetales de hoja, como coles y lechugas. Si eso continuaba, su jefe le había dicho que empezara a pensar en cómo discontinuar la producción.


Le dolía el cuello. Ya le había estado punzando durante un tiempo. El hombre era propenso a salpullidos cuando estaba cansado. Tal vez anoche pudo haberse dispersado uno por todo su cuerpo. Demasiadas cosas malas estaban pasando hoy. Suspiró de nuevo. La lecuga en su mano se sentió pesada.


Se empezó a escuchar un sonido desde el bolsillo de su pecho. La pantalla de su teléfono movil en su tarjeta de identificación se encendió, y el rostro de una joven apareció.


- Saludos de parte del Sistema de Información Municipal. Esta es una notificación de los resultados de la examinación del niño que ha registrado. Para confirmar su cuenta, por favor introduzca su número de ciudadanía…


Antes de que la mujer terminara de hablar, el hombre empezó a introducir los dígitos. Hoy, su hija de dos años había sido examinada. Era una pequeña muy adorable e inteligente. Nunca se atrevería a decirlo en voz alta, pero albergaba la ilusión de que fuera clasificada como una de las mejores.


- Gracias. Hemos confirmado su huella digital y su número de registro. Ésta es la información…


El nombre de su hija se mostró en la pantalla, seguido de una lista detallada de números. Peso, estatura, medidas de busto, condición de salud, condición de nutrición, estado de desarrollo, clasificación en varias habilidades…todas las calificaciones iban de la A a la C. No era ni demasiado atrasada, ni extraordinariamente brillante. Eso era todo. El hombre observó la pantalla por un momento, y entonces regresó su tarjeta a su bolsillo. Pensó en la sonrisa de su hija.


- Oh, bueno - se dijo a sí mismo y sonrió orgulloso hacia la cabeza de lechuga en su mano


Dotada o no, su hija seguía siendo su hija. La quería y adoraba. Y eso era suficiente.


De repente algo cruzó por su cabeza. ¿Se había obsecionado con la idea de “lo mejor”, con “lo perfecto”? Si así era…no tenía nada de qué quejarse de su lechuga. Pero tal vez su perfección fue su perdición. Si estas idénticas y perfectas cabezas de lechuga fueran apiladas, los clientes no tendrían interés en comprarlas. ¿Qué pasaría si su perfección asustaba a los consumidores?


Un robot de limpieza se estaba acercando. Sobre su cuerpo metálico habían puesto una cabeza redondeada, y dos brazos extendibles para recoger la basura y tirarla en el contenedor que tenía en medio de su cuerpo. Sí. Su lechuga era como ese robot. Era limpia y ordenada, pero muy artificial. Los vegetales que los clientes querían eran más únicos, más naturales…La lechuga cayó de su mano. El hombre rápidamente se agachó con intensión de recogerla pero frunció el ceño.


- ¿Eh?


Sus dedos temblaron. Su visión se nubló. Era difícil respirar. El robot agarró la lechuga y se detuvo. La voz de un hombre salió de él.


- ¿Puedo tomar esto como basura?


El hombre abrió la boca para hablar pero un ataque de toz lo interrumpió. Junto a eso, algo blanco comenzó a salir de su boca. Dientes. Sus dientes se estaban cayendo.


- ¿Está seguro? Entonces la tomaré – la lechuga fue tirada en el contenedor y el robot se fue
- Espera, ayúdame…


El hombre trató de tocarlo, pero dio un grito de horror. Todo su brazo estaba cubierto de puntos. Su cuerpo se hizo aún más pesado. Se tambaleó y colapsó entre el banco y la cerca.












- Shion, ven a ver esto


Eran más de las seis cuando Shion fue llamado por su compañero de trabajo, Yamase. Ambos eran los únicos en la Oficina de Administración del Parque. Juntos, operaban y mantenían a los tres robots de limpieza que patrullaban el parque. Robots de trabajo como esos todavía estaban en etapa de prototipo, y podían romperse con facilidad. Operarlos era toda una travesía, porque no podían distinguir muy bien la basúra. Después de que el objeto era grabado como basúra en la memoria de la computadora, se suponía que después lo reconocerían automáticamente. Pero los robots enviaban errores de “objeto desconocido” a cada rato. De hecho, hubo uno hace media hora. La imagen parecía ser el de una cabeza de lechuga, y Shion no supo qué hacer. Ya se había encontrado con otras cosas que tuvo que preguntarse si realmente eran basúra, como un chupón de bebé que había caído de un árbol, o un sombrero con una decoración de plumas muy extravagante. Aunque la lechuga era la primera en dejarlo confundido.


- ¿Sucede algo? – se colocó detrás de Yamase, quien estaba sentado en el panel de operación
- Mmm…El Sampo está actuando extraño


A Yamase le gustaba llamar a los robots por sus apodos. Sampo era el Robot no. 3. Hoy, estaba trabajando en una parte muy profunda del parque. Sampo también había sido el que había recogido la lechuga. La pantalla frente a ellos desplegó una luz de error, diciéndoles que había encontrado un “objeto desconocido”


- ¿De qué es la imagen?
- Bueno, no es muy clara pero…es extraña
- ¿Extraña?


Yamase tenía veinte años, cuatro más que Shion, y era muy tranquilo, raramente se agitaba por algo. La personalidad tranquila de su compañero era una de las dos razones por las que a Shion le gustaba su lugar de trabajo. La otra razón era que su trabajo consistía en involucrarse con máquinas, no tenía que hablar con otras personas.


- Aquí, echa un vistazo – dijo Yamase, cambiando la pantalla a la de la cámara
- ¿No puedes enfocar un poco más?
- Claro – respondió, y la mano de Yamase se movió suavemente sobre el panel de control. La imagen se hizo más clara
- ¿Qué…? – Shion se acercó más y su aliento se atoró en su garganta. ¿Pies? Un par de piernas vestidas estaban saliendo de detrás del banco. También podía ver el par de zapatos cafés en ellos
- ¿Crees que esté durmiendo…? – la voz de Yamase tembló
- ¿Alguna señal de vida?
- ¿Eh?
- ¿Puedes poner los sensores del Sampo al máximo nivel? – el Sampo estaba capacitado con diferentes receptores que podían medir el calor, el sonido y la textura. La voz de su compañero se estremeció aún más
- Oxígeno, emisión de calor…cero. No hay señales de vida
- Iré a revisar – dijo de repente Shion
- Yo también voy


Subieron a sus bicicletas y pedalearon lo más rápido que pudieron. Las bicicletas se habían puesto muy de moda en los últimos años, y las estadísticas mostraban que la mayoría de los habitantes poseían de 1 a 3. Los zapatos para correr también se estaban vendiendo muy bien. En vez de los transportes cómodos y convenientes, parecía que las personas preferían caminar, pedalear o incluso usar sus propios cuerpos. Porpular o no, para un estudiante como Shion, algo tan accesible, fácilmente maniobable y que no da gastos de combustible, es más que necesario.


En el parque incluso había límites de velocidad para las bicicletas. Shion pedaleó a toda marcha por un camino por el que normalmente sólo caminaría. Actualmente, la mayoría de los vehículos estaban equipados con mecanismos reguladores que se activaban automáticamente cuando se revasaba cierta velocidad. Las bicicletas no eran la excepción, y el mecanismo estaba configurado para frenar. Pero la bicicleta de Shion era un modelo viejo por lo que no traía ese equipo de velocidad. Hubiera tenido que pagar una multa al Departamento de Transporte, pero justo ahora le alegraba poder ir tan rápido como quisiera.


Llegó a un lugar silencioso, rodeado de árboles. Bajo un pabellón hecho por las hojas verdes de las copas, el Sampo permanecía quieto. La articulación de su cabeza, ligeramente inclinada hacia lado, lo hacía ver como si estuviera pensativo o desconcertado.


- Sampo – en respuesta a la voz de Shion, sus ojos LED se iluminaron. Shion dio un vistazo detrás del banco y se congeló
- ¿Qué sucede, Shion? – Yamase llegó un poco después y se aclaró la garganta


El hombre yacía tendido detrás del banco, como si tratara de esconderse. Su boca estaba abierta, al igual que sus ojos, que parecían incluso seguir mirando. Su expresión, en vez de mostrar miedo o dolor, demostraba sorpresa. Como si hubiera visto algo impresionante antes de morir. Su cabello era blando como la nieve, y sus mejillas estaban llenas de puntos que parecían placas seniles. Sus arrugas eran muy pronunciadas. Era muy anciano.


“Aunque tiene una playera muy extravagante para su edad”


Shion no pudo evitar notarlo, pues la prenda era de un rosa vivo.


- Yamase-san, ¿puedes contactar con el Departamento de Seguridad?
- ¿Eh? Oh…Oh, claro, por supuesto. Sí. Dame un minuto… ¿Bueno? Mm, soy de la Oficina de Administración del Parque…- a penas si escuchando la voz temblorosa de su comprañero tratando de explicar la situación, Shion se acercó para tocar con cuidado al hombre. Todo su cuerpo ya se había puesto rígido debido al rigor mortis
- Eso es imposible - susurró Shion, incrédulo


“Es muy pronto” El rigor mortis empezaba a mostrarse hasta al menos una hora después del fallecimiento, dos o tres horas en la mayoría de los casos. Empezaba por la mandíbula y se expandía poco a poco hasta llegar a las piernas. Juzgando por el grado en que se encontraba, ese hombre ya tenía varias horas muerto. Pero treinta minutos antes su cuerpo no estaba ahí. Si hubiera estado, el Sampo lo hubiera notado. Sabía que alguien vivo había estado sentado en el banco. Después de confirmar la lechuga, los sensores del Sampo habían registrado la presencia de un humano vivo. Por supuesto, no tenía ninguna evidencia de que fuera la misma persona. No, era imposible. No había manera de que alguien que estaba vivo hace treinta minutos pueda completar el rigor mortis. Entonces… ¿alguien más estaba sentado en el banco, sin importarle el cadaver?


“Imposible”


Shion soltó el brazo del hombre, que se sentía más duro y frío que los del Sampo. Era imposible. Aunque el sujeto hubiera estado muerto sin que se notara, el Sampo lo hubiera recogido. De hecho, eso había pasado minutos atrás, el Sampo había reaccionado y mandado el indestinguible error de “objeto desconocido”. Eso quería decir que hace media hora no había ningún cadáver ahí.


Shion creyó ver que el cuerpo se movía. Por supuesto, sólo había sido su imaginación. Pero…Ahogó un grito de horror. La mandíbula de aquel hombre, rígida hacía poco, estaba empezando a aflojarse. Incluso pudo percibir el leve olor hediondo de la descomposición. El hombre estaba boca abajo, y pudo ver que detrás de sus orejas una mancha, entre gris y verde, empezaba a agrandarse. Eso definitivamente no estaba ahí antes. Aunque no se podía ver fácilmente. Shion se inclinó para poder acercarse.


- Ya vienen – Yamase suspiró levemente. Un carro del Departamento de Seguridad se acercaba ruidosamente










- ¿Dices que en menos de diez minutos el rigor mortis se completó, y que empezó a descomponerse justo después? Eso es imposible – concluyó Safu, después de que tragara un pedazo de su dona de chocolate. El local de comida rápida donde estaban, cerca de las partes viejas de la ciudad, estaba lleno de personas de todo tipo – pero si dices que lo olíste, eso significa que la descomposición bacteriana ya había empezado ¿no? Eso no puede ser. Aunque estuvéramos a mitad de verano, eso debería tardar al menos treinta horas… ¿verdad?...sobretodo, para que el rigor mortis desaparezca
- Bajo ambientes controlados, debería tardar 36 horas en verano, de 3 a 7 días en invierno, y 60 horas con el clima que tenemos ahora. Eso es lo que dicen los libros – contestó Shion, bajando la mirada del rostro de Safu y tomando un sorbo de su taza de té. Se sentía triste. Y cansado
- ¿El Departamento de Seguridad te causó problemas? – la chica escudriñó su cara. Su cabello corto enmarcaba su rostro delicado y de ojos estilizados, dándole una especie de aura misteriosa e incluso andrógina. Safu también había quedado entre los más altos en inteligencia. Era uno de los pocos compañeros con los que había estudiado hasta los diez años. Y ahora, a los dieciséis, era la única con la que compartía una amistad. Se especializaba en psicología y dentro de poco se iría de intercambio a otra ciudad – fue una muerte muy extraña, deben haber sospechado mucho. Seguramente te interrogaron hasta desquiciarte ¿verdad?


Shion la había conocido como una niña pequeña y callada. Era así en las clases. Pero cuando estaba sola con él, Safu sonreía más a menudo, comía bien y dejaba a parte el tono formal. Shion terminó su té y movió levemente su cabeza.


- Para nada, no me fue tan mal como pensaba – para decir verdad, el interrogatorio había sido sorprendentemente corto. Todo lo que habían hecho había sido recoger la información del Sampo y exigirles una explicación. El oficial habló brúscamente cuando descubrió que su dirección era de la zona vieja de la ciudad, cerca del Bloque Este, pero él estaba acostumbrado a ese tipo de trato por lo que no dijo nada
- ¿Entonces por qué te ves tan debastado? Eres el vivo retrato de un joven preocupado
- Es sólo…que no me parece bien
- ¿Hablas del rigor mortis y su tiempo de disipación?
- Así es. Tú misma lo dijiste, Safu. Es imposible. Y tienes razón. No había ningún factor que pudiera acelerar el rigor mortis y su expanción a ese nivel
- Te refieres a la temperatura, la humedad o alguna influencia externa ¿no? Porque no puedes saber con seguridad si hay algo interno hasta hacer la autopsia
- Una causa interna, eh… ¿como qué?
- Bueno, por ejemplo, si esa persona estaba muy debilitada no pudo ponerse rígido tan rápido, ni tampoco durar tanto. En las personas con intoxicación por fósforo o en los niños, dicen que es casi inexistente…
- No era un niño


Safu suspiró indignada y lo observó.


- Sólo era un ejemplo. Sigues siendo muy sacástico ¿eh? Eso nunca cambia contigo. Pero supongo que no hay mucho que podamos hacer sin ninguna información
- Lo sé…- Shion asintió levemente, e inconscientemente mordió su labio inferior. Información, libros, manuales…había veces en las que eran inútiles. Al menos lo ves así una vez que algo de lo que estabas completamente seguro es refutado tan fácilmente y se desmorona ante tus pies. Había pasado por eso hace cuatro años




Continuará en parte B

domingo, septiembre 11, 2011

Capítulo 1: Lluvia de ratas
(Parte C)

Mi madre estaba sentada en el sillón de la sala, absorta en la televisión de pantalla plana que estaba puesta en la pared. Notó que me acercaba y señaló el aparato. Una conductora de largo cabello lacio daba la noticia de última hora a los residentes de Chronos.


Un criminal había escapado de las instalaciones de la Correccional en el Bloque Oeste, y había sido visto escabullirse en el área de Chronos. Dejando de lado el huracán, toda la zona sería puesta en cuarentena esa noche. Todos, a excepción de los casos especiales, tenían prohibido salir de sus casas.


El rostro de Nezumi apareció en la pantalla. Debajo, las letras “VC103221” flotaban en rojo.


- VC…


Llevé un pedazo de pastel de cereza a mi boca. Cada año, sin excepción, mi madre lo horneaba para mi cumpleaños. Era debido a que mi padre había llevado de ese pastel el día en que nací.


Según mi madre, él era un total caso perdido, despilfarrador y mujeriego, pero sobre todo, le encantaba la bebida…Había estado a poco de ser considerado alcohólico. Ese día llegó, borracho, con tres pasteles de cereza, que sabían tan rico, que mi madre no podía concebir la idea de un 7 de Septiembre sin rememorar su sabor. Mis padres se divorciaron dos meses después de la llegada de esos pasteles. Así que desafortunadamente no tengo recuerdos de mi “padre-caso perdido” que había estado a un paso de caer en una adicción. Pero no me parecía inconveniente. Después de ser clasificado como uno de los mejores, mi madre y yo habíamos obtenido el derecho de vivir en Chronos, incluyendo todo lo necesario para una vida de lo mejor y una muy buena casa. No tenía inconveniente alguno.


- Acabo de acordarme que el sistema de seguridad del patio sigue apagado. Supongo que no pasa nada si lo dejo así


Mi madre se levantó lentamente. Ha ganado mucho peso recientemente, y parece que cada vez le está costando más trabajo moverse.


- Es una gran molestia. Imagínate que un gato se brincara la barda y activara la alarma, los del Departamento de Seguridad vendrían a revisar. Qué molestia


Casi como si viniera incluido con su obtención de peso, ella había empezado a decirle a las cosas “qué molestia” más seguido.


- Pero míralo, es muy joven. Un VC…Me pregunto qué hizo


VC. El Chip V. Era una abreviación de “Chip de Violencia”, y fue usado originalmente en América en un semiconductor, utilizado para monitorear el contenido de la televisión. Con este chip, podías configurar la tv para que no mostrara escenas violentas o perturbadoras. Si recuerdo bien, el término fue usado en la revisión de la Ley de Telecomunicaciones de 1996.


Pero en No. 6, el término VC conlleva un significado más severo. Homicidas, asesinos, ladrones, terroristas y otros criminales violentos fueron escogidos para serle implantado este chip. Así, las computadoras pueden saber la localización, condición e incluso estado emocional del convicto. VC era el término usado para esos criminales.


“¿Pero cómo se quitó el chip?”


Si el VC hubiera estado aún dentro de su cuerpo, su localización habría sido descubierta instantáneamente mediante el sistema de rastreo de la ciudad. Debería haber sido fácil arrestarlo sin siquiera notificar a los residentes. Hacer público su escape a los noticieros y establecer una prohibición de salida a los ciudadanos, sólo indicaba que no sabían su paradero.


“¿Podría ser que esa herida de bala…? No, no es posible”


Nunca había visto una herida de ese tipo en un humano, pero podía decir con seguridad que un arma de largo alcance la había hecho. Si hubiera decidido quitarse el chip con todo y la piel de su hombro, la cortada hubiera sido más severa, con quemaduras y todo. Mucho más seria.


- Está muy aburrido ¿no crees? Es una pena, porque es tu día especial


Mi madre suspiró mientras echaba un poco de perejil a la olla del guiso sobre la mesa. “Aburrido” también era otra palabra que últimamente usaba más.


Ella y yo somos muy parecidos. Ambos somos un poco más sensibles y no nos gusta socializar mucho. La gente a nuestro alrededor era amable, tan amable que nada malo podía decirse de ellos. Mis compañeros de clases y los ciudadanos eran geniales, inteligentes y con una ideología propia. Nadie alzaba la voz para insultar a otro o eran hostiles. No había personas extrañas o sospechosas. Todos mantenían tal condición de salud que incluso figuras regordetas como la de mi madre eran muy raras. En este mundo estable, tranquilo y uniforme donde todos se veían iguales, mi madre había engordado y había agregado palabras como “qué molestia” o “aburrido”, y había empezado a sentir la represión de los demás.


Rómpelo
Destrúyelo
¿Destruir qué?
Todo
¿Todo?


La cuchara resbaló de mi mano y chocó contra el piso.


- ¿Qué sucede? Estas en las nubes


Mi madre me miró inquisitivamente. Su rostro redondeado esbozó una sonrisa.


- Es raro en ti, Shion, distraerte de esa manera. ¿Quieres que desinfecte esa cuchara?
- Oh, no. No pasa nada – también le sonreí. Mi corazón estaba latiendo tan rápido que era difícil respirar. Me terminé el agua mineral de jalón. Heridas de bala, sangre, VC, ojos grises. ¿Qué era todo eso? No habían existido en mi mundo hasta ahora. ¿Por qué habían interrumpido en mi vida tan de repente?


Tuve una premonición fugaz. Un sentimiento de que grandes cambios vendrían. Justo como cuando un virus entra en una célula y muta o la destruye. Tuve la sensación de que este impostor echaría de cabeza el mundo donde vivía, y lo destruiría por completo.


- ¿Shion? En serio, ¿qué te sucede?


Mi madre observó de nuevo mi rostro con expresión preocupada.


- Lo siento, mamá. El reporte me tiene muy ocupado. Comeré en mi cuarto – mentí y me puse de pie












- No prendas la luz


Me ordenó una voz muy baja tan pronto entré en la habitación. No me gusta la oscuridad, así que dejaba las luces prendidas de vez en vez. Pero ahora parecía como si estuviera en una boca de lobo.


- No puedo ver nada
- No necesitas hacerlo


Pero no podía ver, no podía moverme. Me quedé parado, derrotado, con el estofado y el pastel de cereza en mis manos.


- Algo huele bien
- Traje estofado y pastel de cereza


Escuché un silbido de alago entre la oscuridad.


- ¿Quieres un poco?
- Por supuesto
- ¿Lo comerás a oscuras?
- Por supuesto


Con cuidado di un paso delante. Pude escuchar una risa disimulada.


- ¿No puedes ubicarte en tu propio cuarto?
- No soy nocturno, ¿sabes?. ¿Tú puedes ver en la oscuridad?
- Soy un ratón. Por supuesto que puedo
- VC103221


En la oscuridad pude ver cómo Nezumi se quedaba paralizado.


- Apareciste en las noticias. Eres famoso
- Ja. ¿No crees que el verdadero es mucho mejor? Ey, este pastel está muy bueno


Mis ojos estaban acostumbrándose a la falta de luz. Me senté en la cama y entrecerré mis ojos hacia Nezumi.


- ¿Puedes escapar sin problemas?
- Claro que sí
- ¿Qué hiciste con el chip?
- Sigue dentro de mí
- ¿Quieres que lo saque?
- ¿Otra cirugía? No gracias
- Pero…
- No importa. Esa cosa es inútil después de todo
- ¿A qué te refieres?
- El VC es sólo un juguete. Deshabilitarlo es pan comido
- Un juguete ¿eh?
- Sip, un juguete. Y déjame decirte algo, esta ciudad también lo es. Un juguete barato que es bonito sólo en el exterior


Nezumi había barrido por completo con el estofado y el pastel. Suspiró satisfecho.


- ¿Entonces estás tan seguro de que vas a poder escapar aunque la ciudad esté en máxima alerta?
- Por supuesto
- Pero hay medidas de seguridad muy estrictas en el chequeo de intrusos que no están registrados. Hay un sistema entero instalado en toda esta área para ese tipo de personas
- ¿En serio crees eso? Ese sistema no es tan perfecto como piensas. Está lleno de agujeros
- ¿Cómo puedes decir eso?
- Porque no soy parte de él. Todos ustedes han sido programados para creer que este desastre encubierto como divinidad es la utopía perfecta. O no, tal vez es lo que ustedes quieren creer
- No lo creo
- ¿Eh?
- No creo que este lugar sea perfecto


Las palabras salieron de mi boca naturalmente. Nezumi se quedó callado. Frente a mí, sólo había un cúmulo de oscuridad. Para nada podía sentir su presencia. Él tenía razón, era como un ratón. Un roedor nocturno, escondido en la oscuridad.


- Eres extraño – me dijo tranquilamente, en una voz aún más baja que antes
- ¿En serio?
- Lo eres. Eso no es algo que un súper élite debería decir. ¿No estarías en problemas si las autoridades lo supieran?
- Sí, en un gran problema
- Acogiste a un VC prófugo y no lo reportaste al Departamento de Seguridad…Si lo descubren, ese sería tu mayor problema. No van a dejarte ir tan fácilmente
- Lo sé


Nezumi de repente agarró mi brazo. Sus dedos delgados se enterraron en mi piel.


- ¿En verdad lo entiendes? Quiero decir, no me incumbe lo que te pase después, pero no me gustaría nada que terminaras siendo eliminado por mi culpa. Me sentiría como si hubiera hecho algo terrible…
- Es muy considerado de tu parte
- Mi mamá siempre me dijo ‘no le causes problemas a los demás’ – pronunció levemente
- ¿Entonces te irás?
- No. Estoy cansado y hay un huracán afuera. Además por fin obtuve una cama. Dormiré aquí
- Decídete de una vez
- Papá siempre me dijo que separara mis acciones de mis sentimientos
- Suena como si fuera un excelente padre


Sus dedos soltaron mi brazo.


- Supongo que tengo suerte de que seas extraño – me dijo suavemente
- ¿Nezumi?
- ¿Mm?
- ¿Cómo llegaste a Chronos?
- No te diré
- ¿Te escapaste de la Correccional y entraste a la ciudad? ¿En verdad eso es posible?
- Claro que es posible. Pero no entré en No. 6 por mi cuenta. Alguien me dejó entrar. Aunque no es como si yo hubiera querido
- ¿Te dejó entrar?
- Sip. Se podría decir que estaba siendo escoltado
- ¿Escoltado? ¿por la policía? ¿a dónde?


La Correccional estaba en el Bloque Oeste, en una zona de alta seguridad. Cualquiera que quisiera entrar a No. 6 tenía que pedir permiso al Departamento de Seguridad desde ahí. Aquellos que tenían permisos especiales eran libres de ir y venir, pero los nuevos aplicantes tenían que esperar al menos un mes para que fueran aceptados, y usualmente, menos del 10% era admitido. El número de días que les permitían estar en la ciudad también era muy estricto. Obviamente, las personas empezaron a acumularse en el Bloque Oeste. Más personas esperando por la liberación de sus permisos, significaba más instalaciones y establecimientos de comida en las calles. Muchas personas iban allá para hacer negocios o conseguir trabajo. Nunca había estado en el Bloque Oeste pero he escuchado que es un lugar muy “accidental” para vivir. El índice de crímenes era alto. La mayoría de los VC que llenan las celdas de la Correccional eran residentes del Bloque Oeste. Las sentencias, que iban desde un año hasta de por vida, eran dictadas dependiendo de la edad, historial criminal y la gravedad de violencia del crimen. No había sentencia de muerte. El Bloque Oeste servía como una fortaleza que contenía a todas las personas y cosas de origen criminal, y prevenía que entraran a la ciudad. Así que para que un VC fuera escoltado desde ahí a las murallas de la ciudad… ¿a dónde lo llevarían? ¿y por qué razón?


Nezumi se arrastró por la cama.


- Probablemente a la Gota de la Luna
- ¡¿El Ayuntamiento?! – exclamé - ¿el centro de la ciudad? ¿por qué?
- No te voy a decir. Tal vez es mejor que no lo sepas
- ¿Por qué no?
- Estoy cansado. Déjame dormir
- ¿Es algo que no puedes decirme?
- ¿Puedes garantizar poder olvidar todo después de oírlo? ¿poder pretender que no lo escuchaste? ¿mentir correctamente diciendo que no sabes nada? Puedes ser muy inteligente pero no eres un adulto. No puedes mentir tan bien como ellos
- Supongo, pero…
- Así que no me preguntes más. A cambio, no le diré a nadie sobre eso
- ¿Eh? ¿Sobre qué?
- Sobre cómo estabas gritando por la ventana


Me había visto. Pude sentir mi rostro caliente por la vergüenza.


- Me sorprendió mucho. Me escabullí en tu patio y estaba preguntándome qué hacer, cuando de repente la ventana se abrió y sacaste tu cara
- Ey, espera un minuto—
- Puse atención en lo que harías pero entonces empezaste a gritar. Me sorprendiste de nuevo. No pienso haber visto antes a nadie gritar con una cara como—
- ¡Silencio!


Me aventé hacia Nezumi, pero todo lo que sentí fue la almohada tras caer en ella, con él arriba de mí. Deslizó una mano bajo mi brazo, y en un rápido movimiento, fui girado para quedar boca arriba. Nezumi se puso sobre mí y sostuvo mis dos manos con una de las suyas. Sus piernas se aferraron a mis caderas y me presionaron muy fuerte. Por un momento sentí un adormecimiento de mis piernas hasta los dedos de mis pies. Era impresionante. En el lapso de un segundo había sido atrapado, inmovilizado y acorralado contra mi propia cama. Con su mano libre, Nezumi giró la cuchara. La presionó contra mi garganta, e hizo un movimiento de corte. Se agachó de tal forma que sus labios quedaron a la altura de mi oído.


- Si esto fuera un cuchillo – susurró – estarías muerto


El músculo de mi garganta tembló. Impresionante


- Es increíble. ¿Hay algún truco para hacer eso?
- ¿Eh?
- ¿Cómo puedes inmovilizar a alguien tan fácil? ¿Hay algún nervio especial que presiones o algo?


La fuerza con que me apretaba desapareció. Nezumi se inclinó hacia mí, temblando… Se estaba riendo.


- No puedo creerlo. Eres graciosísimo. Tan ingenuo – pronunció


Puse mis brazos alrededor de Nezumi y adentré mis manos entre la ropa para dejarlas en la parte baja de su espalda. Estaba caliente. Su piel ardiente estaba empapada en sudor.


- Lo sabía…Te resfriaste. Deberías tomar los antibióticos
- Estoy bien…Sólo quiero dormir
- Si no bajas tu fiebre te debilitará aún más. Estas ardiendo
- Tú también eres muy cálido


Nezumi suspiró profundamente y murmuró, casi dormido.


- Las personas son cálidas cuando están vivas


Se quedó quieto, y poco después, pude escuchar su leve y pausado respirar. Antes de que pudiera darme cuenta, con su cuerpo febril entre mis brazos, yo también caí dormido.


Cuando desperté a la mañana siguiente, Nezumi se había ido. El suéter, la toalla y el botiquín habían desaparecido con él.


Fin capítulo 1

domingo, septiembre 04, 2011

•◘ Novela → No.6

Capítulo 1: Lluvia de ratas
(Parte B)


-          No te muevas – me dijo

Era más bajo que yo. Apresado como estaba, me tensé para poder ver sus ojos. Eran oscuros, pero al mismo tiempo claros, grises. Nunca había visto un color como ese. Sus dedos apretaron más. No parecía fuerte pero me había inmovilizado por completo. No era algo que una persona normal pudiera hacer.

-          Ya veo – pude pronunciar con dificultad – estas acostumbrado a hacer esto

Los orbes grises no parpadearon. Su mirada seguía inmutable, como la gentil superficie de un océano gris, y no pude encontrar algún rastro de amenaza, miedo o crueldad en ellos. Eran unos ojos muy tranquilos. Pude sentir cómo mi miedo disminuía.

-          Curaré tu herida – dije, lamiendo mis labios – estas herido ¿no es así? Te curaré

Podía ver mi propio reflejo en los ojos del intruso. Por un momento sentí como si pudiera hundirme en ellos. Ladeé mi mirada y repetí lo dicho.

-          Curaré la herida. Tenemos que parar la hemorragia. Curar. Entiendes lo que digo ¿no?

El agarre en mi cuello perdió un poco de fuerza.

-          Shion - la voz de mi madre sonó por el intercomunicador – tienes abierta la ventana ¿verdad?

Inhalé. Traté de calmarme. Estaba bien, me aseguré a mi mismo, puedo hablar con normalidad.

-          ¿La ventana?...Oh, sí, está abierta
-          Vas a enfermarte si no la cierras
-           Lo sé

Escuché reír a mi madre.

-          Puedes cumplir doce hoy pero sigues actuando como un niño pequeño
-          Bien, ya entendí… Oh, ¿mamá?
-          ¿Qué pasa?
-          Tengo que escribir un reporte. ¿Podrías no molestarme por un tiempo?
-          ¿Un reporte? ¿No que tus clases especiales todavía no empezaban?
-          ¿Eh? Oh…bueno, tengo otras cosas que atender también
-          Ya veo…No te esfuerces mucho. Baja a cenar más tarde

Dedos fríos se retiraron de mi garganta. Mi cuerpo había sido liberado. Extendí mi mano para restaurar el sistema de control de aire. Me aseguré de dejar apagado el de seguridad. Sino, hubiera detectado al intruso como un “cuerpo extraño” y hubiera activado la alarma. Si la persona era reconocida como un legítimo residente de No. 6 no habría problema, pero era muy probable que ese intruso empapado no tuviera la ciudadanía.

La ventana se cerró y un aire cálido empezó a circular por la habitación. El extraño de ojos grises se arrodilló y se recargó en la cama. Dejó escapar un largo y profundo suspiro. Estaba bastante debilitado. Saqué el botiquín. Primero, le tomé el pulso, después rasgué su playera y empecé a limpiar la herida.

-          Esto…

No pude evitar quedar pasmado. No estaba acostumbrado a ese tipo de herida. La piel de su hombro había quedado como si de una colina no muy profunda se tratara.

-          ¿Una herida de bala?
-          Sí – fue una respuesta casual – fallaron. ¿Cuál es el término que le dan ustedes?
-          No soy un especialista. Soy un estudiante
-          ¿De clases especiales?
-          A partir del siguiente mes
-           Wow. Tienes un alto IQ ¿eh?

Había un tono de sarcasmo en su voz. Levanté mi mirada de la herida y lo miré directo a los ojos.

-          ¿Te estas burlando de mí?
-          ¿Burlarme de ti? ¿de la persona que me está curando? ¡Nunca! Entonces, ¿qué vas a estudiar?

Le dije que haría una especialidad en ecología. A penas había sido aceptado en las clases especiales. Ecología. No tenía nada que ver con cómo tratar una herida de bala. Sería mi primera experiencia. Era un poco emocionante. Veamos, ¿qué tengo que hacer primero? Desinfectar, vendar…oh sí, tengo que detener el sangrado.

-          ¿Qué estas haciendo?

Preguntó, observando el momento en que tomé la aguja de su estuche, pasando saliva.

-          Es anestesia local. Muy bien, ahí va
-          Espera un minuto. Vas a ponérmela, ¿y luego?
-          Puntos de sutura

Al parecer dije eso con una sonrisa orgullosa que pareció como si estuviera disfrutando como nunca. Me di cuenta hasta mucho después.

-          ¡Puntos de sutura! ¿No puedes usar algo más primitivo que eso?
-          No estamos en un hospital. Además no tengo las herramientas necesarias, dejando de lado que una herida de bala es algo primitivo en sí

El índice de crímenes en la ciudad era casi cero. La ciudad era segura y no había necesidad de que los habitantes portaran un arma. Si lo hicieran, sería sólo para caza. Dos veces al año, la ley abría temporadas de caza. Las personas se colgaban antiguas armas de fuego a los hombros con el objetivo de satisfacer su hobby en las montañas del norte. A mi madre no le agradaba eso. Decía que no entendía cómo podían matar animales sólo por diversión, y no era la única que pensaba así. En los últimos censos, 70% de los ciudadanos dijeron estar disconformes con la caza como deporte. Matar animales inocentes…qué violento, qué cruel…

Pero la herida sangrante frente a mí no era un zorro o un venado. Era un humano.

-          No puedo creerlo – pronuncié para mi mismo
-          ¿Creer qué?
-          Que haya personas que sean capaces de dispararle a otras…Aunque… ¿no me digas que alguien del club de caza te disparó sin querer?

Sus labios se curvearon. Estaba sonriendo.

-          El club de caza ¿eh? Bueno, supongo que podrías llamarlos así. Pero no me dispararon por error
-          ¿Sabían que le estaban disparando a un humano? Eso es ilegal
-          ¿En serio? En vez de un zorro, sólo estaban cazando un humano. Una caza humana. No creo que sea ilegal
-          ¿A qué te refieres?
-          A que hay quienes cazan y quienes son cazados
-          No sé de lo que estas hablando
-          Sabía que no entenderías. No necesitas hacerlo. ¿Pero en verdad vas a inyectarme? ¿no tienes anestésico en espray o algo así?
-          Siempre quise tratar de poner puntos de sutura

Desinfecté la herida y apliqué el anestésico con tres inyecciones cerca del área. Mis manos temblaban un poco por los nervios, pero de alguna manera todo salió sin problemas.

-          Pronto se adormecerá, y entonces…
-          Vas a cocerlo
-          Así es
-          ¿Tienes experiencia?
-          Claro que no. No voy a aplicar para medicina. Pero tengo un conocimiento básico de sutura de vasos sanguíneos
-          Conocimiento básico ¿eh?...

Suspiró largamente y me miró directamente. Tenía unos labios delgados y rojos, mejillas ahuecadas y piel pálida. Tenía el rostro de alguien que no había vivido una vida decente. En verdad se veía como una presa que había estado siendo cazada, exhausto, sin ningún lugar a dónde ir. Pero sus ojos eran diferentes. No mostraban emoción alguna. Estaban vacíos, pero podía sentir un poder feroz emanando de ellos. ¿Sería su vitalidad? Nunca había conocido a alguien con semejantes ojos. Y estos, me estaban observando detalladamente.

-          Eres extraño
-          ¿Por qué dices eso?
-          Ni siquiera me has preguntado mi nombre
-          Oh, cierto. Pero yo tampoco me he presentado
-          Te llamas Shion ¿no? Como la flor
-          Así es. A mi madre le gustan los árboles y las flores silvestres. ¿Y tú?
-          Nezumi
-          ¿Eh?
-          Ese es mi nombre
-          Nezumi…Eso no es…
-          ¿No es qué?

Ese color de ojos no era para nada el de un ratón. Eran mucho más elegantes. Como… el cielo antes del amanecer, ¿no es así? Me sonrojé, avergonzado al notar que había pensando una frase típica de un poema. Alcé mi voz a propósito.

-          Muy bien, voy a empezar

Recuerda los pasos básicos para la sutura, me dije. Pon dos o tres hilos estables y úsalos como apoyo para los siguientes…se debe hacer con sumo cuidado y precisión… en caso de una sutura continua…

Mis dedos temblaron. Nezumi los veía en silencio. Estaba nervioso, pero también emocionado. Estaba poniendo en práctica un conocimiento teórico. Era increíble.

Completé la sutura. Presioné un pedazo de gaza limpia en la herida. Una gota de sudor resbaló por mi frente.

-          Entonces sí eres inteligente

La frente de Nezumi también estaba húmeda de sudor.

-          Sólo soy bueno con las manos
-          No sólo con tus manos. También con ese cerebro tuyo. Sólo tienes doce ¿no? Y vas a entrar a clases especiales en una institución educacional de la mejor calidad. Eres un súper élite

Esta vez no hubo un tono sarcasmo. Tampoco de asombro. En silencio aparté las gazas y los instrumentos.

Diez años atrás, fui calificado como el más alto en el examen de inteligencia de la ciudad. La ciudad provee con la mejor educación a los mejores en habilidades o deportes. Hasta que cumplí diez, fui a clases en un ambiente especialmente diseñado, con instalaciones de tecnología de punta, con otros niños como yo. Bajo la tutela de instructores expertos, nos dieron conocimientos exhaustivos y sólidos, ya después a cada uno le serían asignados otros expertos para entrar al campo de especialización que mejor se nos daba. Desde el día en que había sido reconocido como el mejor, mi futuro había sido decidido. Era incapaz de escapar. Ninguna fuerza podía hacerlo derrumbarse. Al menos, eso se suponía.

-          La cama parece muy cómoda – susurró Nezumi, aún recargándose en ella
-          Puedes recostarte. Pero primero cámbiate

Puse una playera limpia, una toalla y una caja de antibióticos en las piernas de Nezumi. Y así, rápidamente, decidí hacer chocolate. Tenía las herramientas suficientes para poder hacer dos porciones.

-          No tiene muy buena apariencia ¿no crees? – dijo Nezumi quejándose del suéter
-          Si me preguntas, es mejor que esa playera sucia, rota y manchada de sangre

Le di una taza humeante de chocolate. Por primera vez, pude ver en sus ojos grises lo que pareció el destello de un sentimiento. Goce. Nezumi murmuró un leve y suave “bueno”

-          Está bueno. Mejor que tu sutura
-          No es justo que los compares así. Creo que fue bastante bueno para ser mi primer intento
-          ¿Siempre eres así?
-          ¿Eh?
-          ¿Siempre bajas la guardia? ¿o es que es normal para todos los de tu clase el no tener ningún sentido de peligro? – continuó Nezumi, sosteniendo la taza con ambas manos – son buenos para no sentir peligro o miedo ante un intruso ¿eh?
-          Sí siento peligro. También miedo. Le tengo miedo a las cosas peligrosas y no quiero involucrarme con eso. Tampoco soy tan ingenuo como para creer que alguien que se cuela en mi ventana del segundo piso es un ciudadano respetable
-          ¿Entonces por qué?

Tenía razón. ¿Por qué? ¿por qué había curado la herida de este intruso, e incluso le daba chocolate? No era cruel. Pero tampoco desbordaba amabilidad y compasión suficiente como para ir curando a todo herido que veía. No era un santo. Odiaba tratar con cosas problemáticas. Pero acogí a este intruso. Si las autoridades de la ciudad se llegaran a enterar, estaría en problemas. Puede ser que me vieran como alguien que no está en sus cinco sentidos. Si eso llegara a suceder…

Mis ojos se encontraron con el par gris. Casi pude ver un destello de burla en ellos. Como si pudieran ver a través de mí, ver todo lo que estaba pensando, riéndose por eso. Apreté mi estómago y lo observé.

-          Si fueras un hombre grande y violento, hubiera activado la alarma de inmediato. Pero eres pequeño y pareces una niña, además estabas  a punto de colapsar. Así que…así que decidí curarte. Y…
-          ¿Y?

Y sus ojos tenían un color extraño que nunca había visto en mi vida. Y me habían cautivado.

-          Y…quería aprovechar para saber qué se sentía suturar

Nezumi alzó los hombros y se terminó su chocolate. Limpió sus labios con el dorso de la mano y palpó las sábanas.

-          ¿En verdad puedo dormir?
-          Claro
-          Gracias

Esas habían sido las primeras palabras de gratitud que había escuchado desde que había entrado a mi cuarto.



Continuará en parte C