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domingo, septiembre 18, 2011

•◘ Novela → No.6

Capítulo 2
Un comienzo tranquilo

Bitácora del caso (Primer muestra descubierta)
Hombre, 31 años. Empleado de una compañía de biotecnología. Ingenierio. Ya estaba muerto cuando fue descubierto. Dirección confirmada…


El hombre se introdujo en una sanja del Parque Forestal, y suspiró. Ya no sabía cuántas veces había hecho eso en el transcurso de la mañana. Volvió a suspirar y observó la cabeza de lechuga que sostenía. Lo hizo suspirar de nuevo. Hojas crujientes, verdes y firmes la envolvían…hasta donde se podía decir en cuanto a calidad, era de primera clase. Arrancó una hoja y la llevó a su boca. Tenía un sabor muy fino y la textura era excelente. Dfinitivamente era de primera clase. ¿Entonces por qué no se estaba vendiendo?


La lechuga era el trabajo de este hombre. Trabajó durante mucho tiempo para desarrollar la biotecnología que produjera vegetales de hoja frescos y finos. Había creído que estos bio-vegetales seguros, accesibles y deliciosos serían la solución de la creciente crisis alimenticia, y que pronto obtendrían la mayor distribución en ese campo. En verdad lo creía. Pero las ventas no iban como se esperaba, y ese hombre estaba perdiendo la esperanza. Al parecer los clientes preferían los productos traídos de los campos de los Bloques del Sureste. La tienda poseía en su mayoría vegetales de hoja, como coles y lechugas. Si eso continuaba, su jefe le había dicho que empezara a pensar en cómo discontinuar la producción.


Le dolía el cuello. Ya le había estado punzando durante un tiempo. El hombre era propenso a salpullidos cuando estaba cansado. Tal vez anoche pudo haberse dispersado uno por todo su cuerpo. Demasiadas cosas malas estaban pasando hoy. Suspiró de nuevo. La lecuga en su mano se sentió pesada.


Se empezó a escuchar un sonido desde el bolsillo de su pecho. La pantalla de su teléfono movil en su tarjeta de identificación se encendió, y el rostro de una joven apareció.


- Saludos de parte del Sistema de Información Municipal. Esta es una notificación de los resultados de la examinación del niño que ha registrado. Para confirmar su cuenta, por favor introduzca su número de ciudadanía…


Antes de que la mujer terminara de hablar, el hombre empezó a introducir los dígitos. Hoy, su hija de dos años había sido examinada. Era una pequeña muy adorable e inteligente. Nunca se atrevería a decirlo en voz alta, pero albergaba la ilusión de que fuera clasificada como una de las mejores.


- Gracias. Hemos confirmado su huella digital y su número de registro. Ésta es la información…


El nombre de su hija se mostró en la pantalla, seguido de una lista detallada de números. Peso, estatura, medidas de busto, condición de salud, condición de nutrición, estado de desarrollo, clasificación en varias habilidades…todas las calificaciones iban de la A a la C. No era ni demasiado atrasada, ni extraordinariamente brillante. Eso era todo. El hombre observó la pantalla por un momento, y entonces regresó su tarjeta a su bolsillo. Pensó en la sonrisa de su hija.


- Oh, bueno - se dijo a sí mismo y sonrió orgulloso hacia la cabeza de lechuga en su mano


Dotada o no, su hija seguía siendo su hija. La quería y adoraba. Y eso era suficiente.


De repente algo cruzó por su cabeza. ¿Se había obsecionado con la idea de “lo mejor”, con “lo perfecto”? Si así era…no tenía nada de qué quejarse de su lechuga. Pero tal vez su perfección fue su perdición. Si estas idénticas y perfectas cabezas de lechuga fueran apiladas, los clientes no tendrían interés en comprarlas. ¿Qué pasaría si su perfección asustaba a los consumidores?


Un robot de limpieza se estaba acercando. Sobre su cuerpo metálico habían puesto una cabeza redondeada, y dos brazos extendibles para recoger la basura y tirarla en el contenedor que tenía en medio de su cuerpo. Sí. Su lechuga era como ese robot. Era limpia y ordenada, pero muy artificial. Los vegetales que los clientes querían eran más únicos, más naturales…La lechuga cayó de su mano. El hombre rápidamente se agachó con intensión de recogerla pero frunció el ceño.


- ¿Eh?


Sus dedos temblaron. Su visión se nubló. Era difícil respirar. El robot agarró la lechuga y se detuvo. La voz de un hombre salió de él.


- ¿Puedo tomar esto como basura?


El hombre abrió la boca para hablar pero un ataque de toz lo interrumpió. Junto a eso, algo blanco comenzó a salir de su boca. Dientes. Sus dientes se estaban cayendo.


- ¿Está seguro? Entonces la tomaré – la lechuga fue tirada en el contenedor y el robot se fue
- Espera, ayúdame…


El hombre trató de tocarlo, pero dio un grito de horror. Todo su brazo estaba cubierto de puntos. Su cuerpo se hizo aún más pesado. Se tambaleó y colapsó entre el banco y la cerca.












- Shion, ven a ver esto


Eran más de las seis cuando Shion fue llamado por su compañero de trabajo, Yamase. Ambos eran los únicos en la Oficina de Administración del Parque. Juntos, operaban y mantenían a los tres robots de limpieza que patrullaban el parque. Robots de trabajo como esos todavía estaban en etapa de prototipo, y podían romperse con facilidad. Operarlos era toda una travesía, porque no podían distinguir muy bien la basúra. Después de que el objeto era grabado como basúra en la memoria de la computadora, se suponía que después lo reconocerían automáticamente. Pero los robots enviaban errores de “objeto desconocido” a cada rato. De hecho, hubo uno hace media hora. La imagen parecía ser el de una cabeza de lechuga, y Shion no supo qué hacer. Ya se había encontrado con otras cosas que tuvo que preguntarse si realmente eran basúra, como un chupón de bebé que había caído de un árbol, o un sombrero con una decoración de plumas muy extravagante. Aunque la lechuga era la primera en dejarlo confundido.


- ¿Sucede algo? – se colocó detrás de Yamase, quien estaba sentado en el panel de operación
- Mmm…El Sampo está actuando extraño


A Yamase le gustaba llamar a los robots por sus apodos. Sampo era el Robot no. 3. Hoy, estaba trabajando en una parte muy profunda del parque. Sampo también había sido el que había recogido la lechuga. La pantalla frente a ellos desplegó una luz de error, diciéndoles que había encontrado un “objeto desconocido”


- ¿De qué es la imagen?
- Bueno, no es muy clara pero…es extraña
- ¿Extraña?


Yamase tenía veinte años, cuatro más que Shion, y era muy tranquilo, raramente se agitaba por algo. La personalidad tranquila de su compañero era una de las dos razones por las que a Shion le gustaba su lugar de trabajo. La otra razón era que su trabajo consistía en involucrarse con máquinas, no tenía que hablar con otras personas.


- Aquí, echa un vistazo – dijo Yamase, cambiando la pantalla a la de la cámara
- ¿No puedes enfocar un poco más?
- Claro – respondió, y la mano de Yamase se movió suavemente sobre el panel de control. La imagen se hizo más clara
- ¿Qué…? – Shion se acercó más y su aliento se atoró en su garganta. ¿Pies? Un par de piernas vestidas estaban saliendo de detrás del banco. También podía ver el par de zapatos cafés en ellos
- ¿Crees que esté durmiendo…? – la voz de Yamase tembló
- ¿Alguna señal de vida?
- ¿Eh?
- ¿Puedes poner los sensores del Sampo al máximo nivel? – el Sampo estaba capacitado con diferentes receptores que podían medir el calor, el sonido y la textura. La voz de su compañero se estremeció aún más
- Oxígeno, emisión de calor…cero. No hay señales de vida
- Iré a revisar – dijo de repente Shion
- Yo también voy


Subieron a sus bicicletas y pedalearon lo más rápido que pudieron. Las bicicletas se habían puesto muy de moda en los últimos años, y las estadísticas mostraban que la mayoría de los habitantes poseían de 1 a 3. Los zapatos para correr también se estaban vendiendo muy bien. En vez de los transportes cómodos y convenientes, parecía que las personas preferían caminar, pedalear o incluso usar sus propios cuerpos. Porpular o no, para un estudiante como Shion, algo tan accesible, fácilmente maniobable y que no da gastos de combustible, es más que necesario.


En el parque incluso había límites de velocidad para las bicicletas. Shion pedaleó a toda marcha por un camino por el que normalmente sólo caminaría. Actualmente, la mayoría de los vehículos estaban equipados con mecanismos reguladores que se activaban automáticamente cuando se revasaba cierta velocidad. Las bicicletas no eran la excepción, y el mecanismo estaba configurado para frenar. Pero la bicicleta de Shion era un modelo viejo por lo que no traía ese equipo de velocidad. Hubiera tenido que pagar una multa al Departamento de Transporte, pero justo ahora le alegraba poder ir tan rápido como quisiera.


Llegó a un lugar silencioso, rodeado de árboles. Bajo un pabellón hecho por las hojas verdes de las copas, el Sampo permanecía quieto. La articulación de su cabeza, ligeramente inclinada hacia lado, lo hacía ver como si estuviera pensativo o desconcertado.


- Sampo – en respuesta a la voz de Shion, sus ojos LED se iluminaron. Shion dio un vistazo detrás del banco y se congeló
- ¿Qué sucede, Shion? – Yamase llegó un poco después y se aclaró la garganta


El hombre yacía tendido detrás del banco, como si tratara de esconderse. Su boca estaba abierta, al igual que sus ojos, que parecían incluso seguir mirando. Su expresión, en vez de mostrar miedo o dolor, demostraba sorpresa. Como si hubiera visto algo impresionante antes de morir. Su cabello era blando como la nieve, y sus mejillas estaban llenas de puntos que parecían placas seniles. Sus arrugas eran muy pronunciadas. Era muy anciano.


“Aunque tiene una playera muy extravagante para su edad”


Shion no pudo evitar notarlo, pues la prenda era de un rosa vivo.


- Yamase-san, ¿puedes contactar con el Departamento de Seguridad?
- ¿Eh? Oh…Oh, claro, por supuesto. Sí. Dame un minuto… ¿Bueno? Mm, soy de la Oficina de Administración del Parque…- a penas si escuchando la voz temblorosa de su comprañero tratando de explicar la situación, Shion se acercó para tocar con cuidado al hombre. Todo su cuerpo ya se había puesto rígido debido al rigor mortis
- Eso es imposible - susurró Shion, incrédulo


“Es muy pronto” El rigor mortis empezaba a mostrarse hasta al menos una hora después del fallecimiento, dos o tres horas en la mayoría de los casos. Empezaba por la mandíbula y se expandía poco a poco hasta llegar a las piernas. Juzgando por el grado en que se encontraba, ese hombre ya tenía varias horas muerto. Pero treinta minutos antes su cuerpo no estaba ahí. Si hubiera estado, el Sampo lo hubiera notado. Sabía que alguien vivo había estado sentado en el banco. Después de confirmar la lechuga, los sensores del Sampo habían registrado la presencia de un humano vivo. Por supuesto, no tenía ninguna evidencia de que fuera la misma persona. No, era imposible. No había manera de que alguien que estaba vivo hace treinta minutos pueda completar el rigor mortis. Entonces… ¿alguien más estaba sentado en el banco, sin importarle el cadaver?


“Imposible”


Shion soltó el brazo del hombre, que se sentía más duro y frío que los del Sampo. Era imposible. Aunque el sujeto hubiera estado muerto sin que se notara, el Sampo lo hubiera recogido. De hecho, eso había pasado minutos atrás, el Sampo había reaccionado y mandado el indestinguible error de “objeto desconocido”. Eso quería decir que hace media hora no había ningún cadáver ahí.


Shion creyó ver que el cuerpo se movía. Por supuesto, sólo había sido su imaginación. Pero…Ahogó un grito de horror. La mandíbula de aquel hombre, rígida hacía poco, estaba empezando a aflojarse. Incluso pudo percibir el leve olor hediondo de la descomposición. El hombre estaba boca abajo, y pudo ver que detrás de sus orejas una mancha, entre gris y verde, empezaba a agrandarse. Eso definitivamente no estaba ahí antes. Aunque no se podía ver fácilmente. Shion se inclinó para poder acercarse.


- Ya vienen – Yamase suspiró levemente. Un carro del Departamento de Seguridad se acercaba ruidosamente










- ¿Dices que en menos de diez minutos el rigor mortis se completó, y que empezó a descomponerse justo después? Eso es imposible – concluyó Safu, después de que tragara un pedazo de su dona de chocolate. El local de comida rápida donde estaban, cerca de las partes viejas de la ciudad, estaba lleno de personas de todo tipo – pero si dices que lo olíste, eso significa que la descomposición bacteriana ya había empezado ¿no? Eso no puede ser. Aunque estuvéramos a mitad de verano, eso debería tardar al menos treinta horas… ¿verdad?...sobretodo, para que el rigor mortis desaparezca
- Bajo ambientes controlados, debería tardar 36 horas en verano, de 3 a 7 días en invierno, y 60 horas con el clima que tenemos ahora. Eso es lo que dicen los libros – contestó Shion, bajando la mirada del rostro de Safu y tomando un sorbo de su taza de té. Se sentía triste. Y cansado
- ¿El Departamento de Seguridad te causó problemas? – la chica escudriñó su cara. Su cabello corto enmarcaba su rostro delicado y de ojos estilizados, dándole una especie de aura misteriosa e incluso andrógina. Safu también había quedado entre los más altos en inteligencia. Era uno de los pocos compañeros con los que había estudiado hasta los diez años. Y ahora, a los dieciséis, era la única con la que compartía una amistad. Se especializaba en psicología y dentro de poco se iría de intercambio a otra ciudad – fue una muerte muy extraña, deben haber sospechado mucho. Seguramente te interrogaron hasta desquiciarte ¿verdad?


Shion la había conocido como una niña pequeña y callada. Era así en las clases. Pero cuando estaba sola con él, Safu sonreía más a menudo, comía bien y dejaba a parte el tono formal. Shion terminó su té y movió levemente su cabeza.


- Para nada, no me fue tan mal como pensaba – para decir verdad, el interrogatorio había sido sorprendentemente corto. Todo lo que habían hecho había sido recoger la información del Sampo y exigirles una explicación. El oficial habló brúscamente cuando descubrió que su dirección era de la zona vieja de la ciudad, cerca del Bloque Este, pero él estaba acostumbrado a ese tipo de trato por lo que no dijo nada
- ¿Entonces por qué te ves tan debastado? Eres el vivo retrato de un joven preocupado
- Es sólo…que no me parece bien
- ¿Hablas del rigor mortis y su tiempo de disipación?
- Así es. Tú misma lo dijiste, Safu. Es imposible. Y tienes razón. No había ningún factor que pudiera acelerar el rigor mortis y su expanción a ese nivel
- Te refieres a la temperatura, la humedad o alguna influencia externa ¿no? Porque no puedes saber con seguridad si hay algo interno hasta hacer la autopsia
- Una causa interna, eh… ¿como qué?
- Bueno, por ejemplo, si esa persona estaba muy debilitada no pudo ponerse rígido tan rápido, ni tampoco durar tanto. En las personas con intoxicación por fósforo o en los niños, dicen que es casi inexistente…
- No era un niño


Safu suspiró indignada y lo observó.


- Sólo era un ejemplo. Sigues siendo muy sacástico ¿eh? Eso nunca cambia contigo. Pero supongo que no hay mucho que podamos hacer sin ninguna información
- Lo sé…- Shion asintió levemente, e inconscientemente mordió su labio inferior. Información, libros, manuales…había veces en las que eran inútiles. Al menos lo ves así una vez que algo de lo que estabas completamente seguro es refutado tan fácilmente y se desmorona ante tus pies. Había pasado por eso hace cuatro años




Continuará en parte B

1 comentario:

  1. BENDITAS SEAN SE LES AGRADECE DE CORAZON Q HAYAN CREADO ESTE ESPACIO TAN HERMOSO!!!*Q*....SE LES AGRADEZCO DESDE LO PROFUNDO DE MI CORAZON!!!!! SIGAN ASI Y ESPERO MAS DE SUS PROYECTOS!!!

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