► Muchas gracias por acompañarme todo este tiempo. Nos veremos después ^-^ ¡Cuídense mucho! ◄


Busca en Blue Love:

domingo, septiembre 04, 2011

•◘ Novela → No.6

Capítulo 1: Lluvia de ratas
(Parte B)


-          No te muevas – me dijo

Era más bajo que yo. Apresado como estaba, me tensé para poder ver sus ojos. Eran oscuros, pero al mismo tiempo claros, grises. Nunca había visto un color como ese. Sus dedos apretaron más. No parecía fuerte pero me había inmovilizado por completo. No era algo que una persona normal pudiera hacer.

-          Ya veo – pude pronunciar con dificultad – estas acostumbrado a hacer esto

Los orbes grises no parpadearon. Su mirada seguía inmutable, como la gentil superficie de un océano gris, y no pude encontrar algún rastro de amenaza, miedo o crueldad en ellos. Eran unos ojos muy tranquilos. Pude sentir cómo mi miedo disminuía.

-          Curaré tu herida – dije, lamiendo mis labios – estas herido ¿no es así? Te curaré

Podía ver mi propio reflejo en los ojos del intruso. Por un momento sentí como si pudiera hundirme en ellos. Ladeé mi mirada y repetí lo dicho.

-          Curaré la herida. Tenemos que parar la hemorragia. Curar. Entiendes lo que digo ¿no?

El agarre en mi cuello perdió un poco de fuerza.

-          Shion - la voz de mi madre sonó por el intercomunicador – tienes abierta la ventana ¿verdad?

Inhalé. Traté de calmarme. Estaba bien, me aseguré a mi mismo, puedo hablar con normalidad.

-          ¿La ventana?...Oh, sí, está abierta
-          Vas a enfermarte si no la cierras
-           Lo sé

Escuché reír a mi madre.

-          Puedes cumplir doce hoy pero sigues actuando como un niño pequeño
-          Bien, ya entendí… Oh, ¿mamá?
-          ¿Qué pasa?
-          Tengo que escribir un reporte. ¿Podrías no molestarme por un tiempo?
-          ¿Un reporte? ¿No que tus clases especiales todavía no empezaban?
-          ¿Eh? Oh…bueno, tengo otras cosas que atender también
-          Ya veo…No te esfuerces mucho. Baja a cenar más tarde

Dedos fríos se retiraron de mi garganta. Mi cuerpo había sido liberado. Extendí mi mano para restaurar el sistema de control de aire. Me aseguré de dejar apagado el de seguridad. Sino, hubiera detectado al intruso como un “cuerpo extraño” y hubiera activado la alarma. Si la persona era reconocida como un legítimo residente de No. 6 no habría problema, pero era muy probable que ese intruso empapado no tuviera la ciudadanía.

La ventana se cerró y un aire cálido empezó a circular por la habitación. El extraño de ojos grises se arrodilló y se recargó en la cama. Dejó escapar un largo y profundo suspiro. Estaba bastante debilitado. Saqué el botiquín. Primero, le tomé el pulso, después rasgué su playera y empecé a limpiar la herida.

-          Esto…

No pude evitar quedar pasmado. No estaba acostumbrado a ese tipo de herida. La piel de su hombro había quedado como si de una colina no muy profunda se tratara.

-          ¿Una herida de bala?
-          Sí – fue una respuesta casual – fallaron. ¿Cuál es el término que le dan ustedes?
-          No soy un especialista. Soy un estudiante
-          ¿De clases especiales?
-          A partir del siguiente mes
-           Wow. Tienes un alto IQ ¿eh?

Había un tono de sarcasmo en su voz. Levanté mi mirada de la herida y lo miré directo a los ojos.

-          ¿Te estas burlando de mí?
-          ¿Burlarme de ti? ¿de la persona que me está curando? ¡Nunca! Entonces, ¿qué vas a estudiar?

Le dije que haría una especialidad en ecología. A penas había sido aceptado en las clases especiales. Ecología. No tenía nada que ver con cómo tratar una herida de bala. Sería mi primera experiencia. Era un poco emocionante. Veamos, ¿qué tengo que hacer primero? Desinfectar, vendar…oh sí, tengo que detener el sangrado.

-          ¿Qué estas haciendo?

Preguntó, observando el momento en que tomé la aguja de su estuche, pasando saliva.

-          Es anestesia local. Muy bien, ahí va
-          Espera un minuto. Vas a ponérmela, ¿y luego?
-          Puntos de sutura

Al parecer dije eso con una sonrisa orgullosa que pareció como si estuviera disfrutando como nunca. Me di cuenta hasta mucho después.

-          ¡Puntos de sutura! ¿No puedes usar algo más primitivo que eso?
-          No estamos en un hospital. Además no tengo las herramientas necesarias, dejando de lado que una herida de bala es algo primitivo en sí

El índice de crímenes en la ciudad era casi cero. La ciudad era segura y no había necesidad de que los habitantes portaran un arma. Si lo hicieran, sería sólo para caza. Dos veces al año, la ley abría temporadas de caza. Las personas se colgaban antiguas armas de fuego a los hombros con el objetivo de satisfacer su hobby en las montañas del norte. A mi madre no le agradaba eso. Decía que no entendía cómo podían matar animales sólo por diversión, y no era la única que pensaba así. En los últimos censos, 70% de los ciudadanos dijeron estar disconformes con la caza como deporte. Matar animales inocentes…qué violento, qué cruel…

Pero la herida sangrante frente a mí no era un zorro o un venado. Era un humano.

-          No puedo creerlo – pronuncié para mi mismo
-          ¿Creer qué?
-          Que haya personas que sean capaces de dispararle a otras…Aunque… ¿no me digas que alguien del club de caza te disparó sin querer?

Sus labios se curvearon. Estaba sonriendo.

-          El club de caza ¿eh? Bueno, supongo que podrías llamarlos así. Pero no me dispararon por error
-          ¿Sabían que le estaban disparando a un humano? Eso es ilegal
-          ¿En serio? En vez de un zorro, sólo estaban cazando un humano. Una caza humana. No creo que sea ilegal
-          ¿A qué te refieres?
-          A que hay quienes cazan y quienes son cazados
-          No sé de lo que estas hablando
-          Sabía que no entenderías. No necesitas hacerlo. ¿Pero en verdad vas a inyectarme? ¿no tienes anestésico en espray o algo así?
-          Siempre quise tratar de poner puntos de sutura

Desinfecté la herida y apliqué el anestésico con tres inyecciones cerca del área. Mis manos temblaban un poco por los nervios, pero de alguna manera todo salió sin problemas.

-          Pronto se adormecerá, y entonces…
-          Vas a cocerlo
-          Así es
-          ¿Tienes experiencia?
-          Claro que no. No voy a aplicar para medicina. Pero tengo un conocimiento básico de sutura de vasos sanguíneos
-          Conocimiento básico ¿eh?...

Suspiró largamente y me miró directamente. Tenía unos labios delgados y rojos, mejillas ahuecadas y piel pálida. Tenía el rostro de alguien que no había vivido una vida decente. En verdad se veía como una presa que había estado siendo cazada, exhausto, sin ningún lugar a dónde ir. Pero sus ojos eran diferentes. No mostraban emoción alguna. Estaban vacíos, pero podía sentir un poder feroz emanando de ellos. ¿Sería su vitalidad? Nunca había conocido a alguien con semejantes ojos. Y estos, me estaban observando detalladamente.

-          Eres extraño
-          ¿Por qué dices eso?
-          Ni siquiera me has preguntado mi nombre
-          Oh, cierto. Pero yo tampoco me he presentado
-          Te llamas Shion ¿no? Como la flor
-          Así es. A mi madre le gustan los árboles y las flores silvestres. ¿Y tú?
-          Nezumi
-          ¿Eh?
-          Ese es mi nombre
-          Nezumi…Eso no es…
-          ¿No es qué?

Ese color de ojos no era para nada el de un ratón. Eran mucho más elegantes. Como… el cielo antes del amanecer, ¿no es así? Me sonrojé, avergonzado al notar que había pensando una frase típica de un poema. Alcé mi voz a propósito.

-          Muy bien, voy a empezar

Recuerda los pasos básicos para la sutura, me dije. Pon dos o tres hilos estables y úsalos como apoyo para los siguientes…se debe hacer con sumo cuidado y precisión… en caso de una sutura continua…

Mis dedos temblaron. Nezumi los veía en silencio. Estaba nervioso, pero también emocionado. Estaba poniendo en práctica un conocimiento teórico. Era increíble.

Completé la sutura. Presioné un pedazo de gaza limpia en la herida. Una gota de sudor resbaló por mi frente.

-          Entonces sí eres inteligente

La frente de Nezumi también estaba húmeda de sudor.

-          Sólo soy bueno con las manos
-          No sólo con tus manos. También con ese cerebro tuyo. Sólo tienes doce ¿no? Y vas a entrar a clases especiales en una institución educacional de la mejor calidad. Eres un súper élite

Esta vez no hubo un tono sarcasmo. Tampoco de asombro. En silencio aparté las gazas y los instrumentos.

Diez años atrás, fui calificado como el más alto en el examen de inteligencia de la ciudad. La ciudad provee con la mejor educación a los mejores en habilidades o deportes. Hasta que cumplí diez, fui a clases en un ambiente especialmente diseñado, con instalaciones de tecnología de punta, con otros niños como yo. Bajo la tutela de instructores expertos, nos dieron conocimientos exhaustivos y sólidos, ya después a cada uno le serían asignados otros expertos para entrar al campo de especialización que mejor se nos daba. Desde el día en que había sido reconocido como el mejor, mi futuro había sido decidido. Era incapaz de escapar. Ninguna fuerza podía hacerlo derrumbarse. Al menos, eso se suponía.

-          La cama parece muy cómoda – susurró Nezumi, aún recargándose en ella
-          Puedes recostarte. Pero primero cámbiate

Puse una playera limpia, una toalla y una caja de antibióticos en las piernas de Nezumi. Y así, rápidamente, decidí hacer chocolate. Tenía las herramientas suficientes para poder hacer dos porciones.

-          No tiene muy buena apariencia ¿no crees? – dijo Nezumi quejándose del suéter
-          Si me preguntas, es mejor que esa playera sucia, rota y manchada de sangre

Le di una taza humeante de chocolate. Por primera vez, pude ver en sus ojos grises lo que pareció el destello de un sentimiento. Goce. Nezumi murmuró un leve y suave “bueno”

-          Está bueno. Mejor que tu sutura
-          No es justo que los compares así. Creo que fue bastante bueno para ser mi primer intento
-          ¿Siempre eres así?
-          ¿Eh?
-          ¿Siempre bajas la guardia? ¿o es que es normal para todos los de tu clase el no tener ningún sentido de peligro? – continuó Nezumi, sosteniendo la taza con ambas manos – son buenos para no sentir peligro o miedo ante un intruso ¿eh?
-          Sí siento peligro. También miedo. Le tengo miedo a las cosas peligrosas y no quiero involucrarme con eso. Tampoco soy tan ingenuo como para creer que alguien que se cuela en mi ventana del segundo piso es un ciudadano respetable
-          ¿Entonces por qué?

Tenía razón. ¿Por qué? ¿por qué había curado la herida de este intruso, e incluso le daba chocolate? No era cruel. Pero tampoco desbordaba amabilidad y compasión suficiente como para ir curando a todo herido que veía. No era un santo. Odiaba tratar con cosas problemáticas. Pero acogí a este intruso. Si las autoridades de la ciudad se llegaran a enterar, estaría en problemas. Puede ser que me vieran como alguien que no está en sus cinco sentidos. Si eso llegara a suceder…

Mis ojos se encontraron con el par gris. Casi pude ver un destello de burla en ellos. Como si pudieran ver a través de mí, ver todo lo que estaba pensando, riéndose por eso. Apreté mi estómago y lo observé.

-          Si fueras un hombre grande y violento, hubiera activado la alarma de inmediato. Pero eres pequeño y pareces una niña, además estabas  a punto de colapsar. Así que…así que decidí curarte. Y…
-          ¿Y?

Y sus ojos tenían un color extraño que nunca había visto en mi vida. Y me habían cautivado.

-          Y…quería aprovechar para saber qué se sentía suturar

Nezumi alzó los hombros y se terminó su chocolate. Limpió sus labios con el dorso de la mano y palpó las sábanas.

-          ¿En verdad puedo dormir?
-          Claro
-          Gracias

Esas habían sido las primeras palabras de gratitud que había escuchado desde que había entrado a mi cuarto.



Continuará en parte C

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Tu comentario hace crecer a éste blog.
Muchas gracias ^-^